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4 ciudades que conocí y me atraen para vivir un tiempo

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Me sucedió varias veces, y voy a contarlas. El punto es, que casi cualquier viaje que salga mínimamente bien, nos hace sentir que vivimos en un estado ideal: tiempo libre, lugares en donde todo es nuevo y todo está por descubrirse, generalmente, algún paisaje idílico (o una ciudad con la que soñamos), el estímulo de un nuevo sabor, nueva gente, nuevos sonidos, costumbres….Difícil resistirse.

Lo que voy a intentar es contar cuatro ocasiones en que la que algún viaje que hice deriva en la idea de quedarse un tiempo a vivir y probar suerte en un lugar. Esas ocasiones en que a veces, nuestra cabeza prefiere someterse a la impunidad del encanto de un lugar que se nos vende como el paraíso terrenal (que la mayoría de las veces no lo es, por distintas razones), en fin, en un sueño que a veces puede salir muy bien. Lugares que nos dejan pensando “y si algún día probara un tiempo…”

1. Florencia (Italia)

Matías Callone

No soy amigo de las grandes ciudades, me gustan para pasear, me apabullan con su actividad, que a veces extraño si estoy en alguna ciudad que prefiere dormir. Pero con Florencia fue diferente. Para empezar, Florencia en su zona histórica, disimula muy bien sus varios millones de habitantes, con sus calles peatonales, su poco tráfico, su aspecto congelado en el tiempo. Sus calles son un museo de arte a cielo abierto, bulliciosas y llenas de cosas que contar. Su arquitectura es monumental, y lo es desde hace siglos. Puede que el clima en mi estadía me haya engañado con demasiado sol, días templados, y ese aire de primavera en donde sentimos que lo mejor está por venir. En Florencia se siente que el mundo podría terminar tranquilamente un poco más allá de la Catedral Santa Maria dei Fiori, y sin embargo, no necesitaríamos mucho más para sentirnos completos.

2. Villa la Angostura (Argentina)

Matías Callone

Villa la Angostura tiene fama de lugar privilegiado. Pero en mi visita lo que me pudo es ese aire de pueblo patagónico que se adaptó como pocos a su entorno. Está en medio de un paraíso de montaña, donde al perderse caminando una calle, es probable que termines en una playa que da a alguna bahía perfecta del Nahuel Huapi custodiada por un bosque, y donde todavía reina la naturaleza. Es un ejemplo del paraíso natural patagónico, tranquilo, retirado y con un desafío en curso por crecer y conservar su esencia.

3. Venecia

Venice2

Venecia es una de esas ciudades que la conocés de antes (de libros, de películas, de series de TV, de toda la vida casi). Llegué en día de aqua alta después de estar en París (había medio metro de agua cubriendo la ciudad), y como caí casi como en paracaídas sin apenas informarme, atravesar Venecia rumbo al hotel fue poco menos que un comienzo catastrófico. Apenas estuve poco más de 24 horas en la ciudad, me perdí entre sus calles laberínticas (son más de 3000 callejones, muchos angostos, y 400 puentes), hacía frío, y no había tantos turistas. Me quedó la sensación de pasar dos días en un sueño, una escenografía que no tenía nada similar a nada que había visto antes. Quizás no tuve tiempo de romper el encanto, y encontrar que en gran parte, Venecia es una especie de parque temático para turistas, que se ve como un recuerdo maravilloso y decadente de lo que alguna vez fue. En Venecia descubrís que casi cualquier foto sale bien, que los lugares más famosos pueden resultar inverosímiles, y que se puede vivir sin autos :).

 

4. Barcelona (España)

Es la gran ciudad que a pesar de ser grande, todavía puede vivirse sin sentirse desbordado. Tiene mar, y no le da la espalda, al menos eso ha mejorado notablemente en últimos años. Tiene un clima templado ideal, un entorno de paisaje que interrumpe el cemento con elevaciones agrestes, y un paisaje urbano al que no le falta nada. Pero sobre todo, tiene una personalidad que la hace única e irrepetible en cuanto a su estilo, el sello y la esencia de Gaudí que parece apadrinar hasta el aire. La arquitectura que te sorprende en cada rincón, mientras se respira dinámica, enérgica, cosmopolita, y entrañable. (hasta cuesta pedirle algo más)

 

Bonus: Buenos Aires

Matías Callone

Una ciudad a la que siempre quiero volver: aunque no fue de viaje, sino que estuve viviendo varios años, no podía dejar de mencionar a Buenos Aires. Buenos Aires es frenética, insomne, hiperactiva, ecléctica, multicultural, pasional y vibrante como pocas. Y crean que no exagero. Buenos Aires es una ciudad inabarcable, quizás demasiado “joven” para ser tan inmensa y extendida, demasiado grande para estar en un país despoblado, demasiado cargada de historias, personajes y leyendas para contar con tan “pocos años” (comparando con otras ciudades milenarias), demasiado activa para ser tan nostálgica, demasiado caótica para ser tan atrapante. Buenos Aires se la pasó (y pasa) gran parte del tiempo queriendo parecer algún rincón del mundo lejano, de la mano de sus oleadas de inmigrantes. Y de tanto querer parecer, no se parece a nada más que a Buenos Aires, una urbe única, con su propia atmósfera, su estilo y su ritmo. A Buenos Aires se la “odia” en presencia y se la extraña en ausencia, encanta a quienes la conocen por primera vez, y siempre me resulta un placer para volver.

También podría agregar algunas más, pero aclaro, hay ciudades que conocí y que si bien me gustaron demasiado (París) a veces no me atrae la idea de inviernos crudos….


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